330. Playa McAbee

Su nombre oficial es Arena Gorda pero todo mundo la conoce como McAbee Beach, en honor al canadiense John McAbee, quien en 1890 construyó una pequeña y colorida villa de carpas-cabañas para visitantes en la propia playa. Durante el verano los habitantes del caluroso valle central de California venían a refrescarse a Monterey, rentaban alguna de las carpas de McAbee y disfrutaban asoleándose rodeados de un hermoso panorama. Incluso podían rentar pequeños veleros de la flotilla de McAbee y darse una vuelta por la Bahía de Monterey. En aquel entonces se tenía la creencia que el dormir en la niebla era muy saludable. A principios del siglo XIX los lugareños le conocían como La Playa de los Insurgentes. Algunos creían que Hipólito Bouchard, el corsario argentino de origen francés y su fuerza armada de 400 hombres había desembarcado precisamente en este lugar en 1818 para liberar a California del yugo de España. En 1860, balleneros costeros de las islas portuguesas Azores lanzaron sus botes y pusieron en operación aquí una de las primeras estaciones de caza de ballenas. También despellejaban y cocinaban la grasa de las ballenas jorobadas. Durante casi 40 años Gypsy, el popular barquito de vapor, navegó por la costa desde San Diego hasta el estrecho de Puget, con una parada en Monterey; hasta que una noche fatídica de 1905 naufragó en la playa McAbee. El capitán se encaminó a lo que creía que era un farol que lo conduciría al embarcadero, cuando en realidad era una antorcha nocturna de un sitio en construcción que iluminaba desde lo alto de una peña que daba a la Bahía de Monterey. El Gypsy se encayó y naufragó. Los siguientes días los curiosos se acercaron al sitio para mirar como el barquito se hundiá y la corriente arrastraba los restos a la costa. En 1906 Mcabee alquiló sus carpas-cabañas a un grupo de pescadores chinos y sus familias, estableciendo así la cuarta villa china en la península de Monterey. Al poco tiempo los pescadores construyeron un pueblito con todo y su templo. Además de pescar calamar, comenzaron a recolectar los productos de desecho de las enlatadoras de sardina para convertirlos en fertilizante y alimento para las gallinas. Muy pronto las enlatadoras lo advirtieron y descubrieron así una nueva fuente de ingresos para Cannery Row.