Las tres pequeãnas cabañas que aqui vemos son un recordatorio de los cientos de ellas que alguna vez se esparcieron por la costa de Monterey, desde Cannery Row hasta Fisherman’s Wharf. Estan ubicadas a lo largo de lo que se conoció como el antiguo “paseo de las gallinas” o “Chicken Walk” en donde se instalaban una serie de tablones en el embarcadero a manera de escalones. Algún gracioso observador notó la similitud entre la gente que ascendía por estos escalones y las gallinas subiendo una escalerilla de tablillas, propia de los gallineros.
Los habitantes de este lugar eran, por lo general, hombres solos que trabajaban en las enlatadoras o pescaban sardinas durante la temporada. Aunque la renta era barata, a veces había hasta cuatro hombres viviendo en una cabaña. Las casitas eran un crisol multicultural formado por mexicanos, españoles, japoneses, filipinos, sicilianos y personas provenientes de otras partes del mundo. Podrían no hablar el mismo idioma, pero compartían el conocimiento del trabajo que tenían que hacer.
Las tres cabañitas de una sola habitación representan tres de los grupos étnicos que trabajaron en las enlatadoras durante el apogeo de Cannery Row: Filipinos de la isla de Luzón, al norte de Manila, que llegaron en el período comprendido entre 1920 hasta 1940; pescadores y obreros japoneses que predominaron desde 1920 hasta 1930 y trabajadores españoles que también residieron aquí en los años 20’s.
Así como la llegada de las sardinas era de temporada, también lo eran los pescadores y obreros enlatadores. A mediados de febrero, cuando terminaba la temporada, muchos trabajadores se mudaban a los valles de San Joaquín y Santa Clara para la cosecha de frutas y verduras. Otros viajaban a Alaska a la pesca del salmón rojo. Sin embargo, siempre volvían a Monterey cuando la bahía se engalanaba de plata con los cardúmenes de sardina.